“Arbeit macht frei” (El Trabajo os hará libres) ponía en la inscripción que se encontraba situada en la entrada del mayor campo de concentración nazi construido en 1940 en Polonia.
El campo de concentración tenía tres partes:
Auschwitz I, el más antiguo, Auschwitz II-Birkenau, donde se situaba las cámaras de exterminio, y Auschwitz III-Monowitz, con 40 sub-campos de trabajo forzoso.
En un primer momento las víctimas de los nazis fueron los polacos, seguido por los soviéticos, gitanos.Pero a partir de 1942, el campo de exterminio se reconvirtió en una precisa maquina de destrucción masiva de judíos. Allí, alrededor de 1,5 millones de personas murieron, la mayoría en cámaras de gas.
La vida en el campo esta organizada en todos sus aspectos, así los prisioneros eran obligados a llevar insignias en sus uniformes con una categoría previamente asignada. Trabajar hasta prácticamente la muerte y obligados a vivir en barracones hacinados donde estaban medidos los metros cuadrados que cada prisionero debía ocupar incluso muchos eran utilizados en experimentos médicos.
Prácticamente al final de la guerra, los alemanes comenzaron a destruir documentos, los crematorios y evacuaron a los prisioneros superviviente en las llamadas marchas de la muerte. Hoy, Auschwitz es un museo que conserva la memoria de los mayores genocidios de la historia.
Aquí os dejamos un enlace a un testimonio de una de las supervivientes acompañado de imágenes del campo.